¿Qué es el consumidor 2.0?

Los hábitos de consumo en el mundo han cambiado.

Más aún, tras la pandemia, cuando las autoridades implementaron el confinamiento derivado de la pandemia por COVID-19, estos cambios se hicieron más drásticos.

Por ejemplo, el número de consumidores que utilizaba el sistema de entrega de en sus compras de supermercado antes del brote era del 2.3 por ciento. Una vez declarado el confinamiento, este número aumentó a 17.08 por ciento. (Datos de la encuesta 2020 del Programa Mundial de Alimentos).

Otro paradigma que cambio fue el uso de las redes sociales. Durante la pandemia, el gasto global de los usuarios en TikTok de noviembre de 2018 a febrero de 2020 se disparó de 4. 3 millones de dólares hasta 50.4 millones de dólares.

Y así como estos comportamientos, podemos hablar de muchos otros en cada sector o industria.

Es por ello por lo que el marketing que se hace en la actualidad tiene que adaptarse a la evolución del consumidor, sin perder de vista que está inmerso en un entorno digital y eso lo hace parte de la era 2.0.

Por lo tanto, el consumidor 2.0 es el público al que ahora debemos dirigirnos y si se logra atraer su interés y más aún su consumo, podremos captarlo dentro de un mercado cada vez más abarrotado de marcas.

Un consumidor 2.0 explota las posibilidades que le ofrece la web para mejorar su experiencia de compra. Contrario al consumidor estándar, cuenta con una gran variedad de herramientas y recursos que le ayudan a obtener una posición aventajada al realizar compras, ya sea online u offline.

Características del Consumidor 2.0

Un consumidor 2.0 cuenta con los siguientes rasgos, que pueden ser beneficiosos o no para la sociedad y los negocios:

• Siempre están conectados
• Se encuentran en busca de aceptación
• Esperan en todo momento una respuesta o entablar un diálogo
• Son exigentes e infieles; es decir, no dudan en irse con la competencia si satisface sus necesidades intrínsecas

En este sentido, los también llamados ADPROSUMER (alguien que compra, recomienda y participa de la promoción de los productos) no se conforman solamente con la compra. El consumidor 2.0 exige una experiencia positiva de compra. Demanda información, transparencia, asesoramiento, comunicación, contenidos prácticos y atención personalizada, así como bajo coste y alta calidad.

Además de consumir, genera contenido, interactúa con la marca y anuncia su experiencia para informar a otros consumidores, actuando como influencer, de manera positiva o negativa.

Habrá quienes aseguren que este tipo de consumidor ya pasó a ser 4.0, pero en realidad nos estamos adaptando como empresas a entender el paso del consumidor de a pie al consumidor que influye, que exige e interacciona, sustentado en el crecimiento de la tecnología, lo digital y las redes. No hay más.

Por lo tanto, los factores decisivos para que el consumidor estándar diera un salto en su evolución fueron: la llegada de la web 2.0, una condición de la que no nos percatamos inmediatamente pero que la pandemia exacerbó, y el confinamiento al que nos orillaron las condiciones sanitarias de los últimos años.